Comuniones

Cuando nos conocemos únicamente os puedo presentar algunos proyectos de cualquier niño-niña que haya fotografiado una temporada atrás… y daros o pasaros unos presupuestos puntuales.

Pero ese paso no deja de ser el más frío de nuestra aventura juntos… ¡no nos conocemos! Y más lejos de la realidad, ¡lo que quiero es conoceros! y que me destripéis como sois, que me desmenucéis quién es ese vuestro niño-niña al que voy a retratar. Que me colaboréis trayendo vosotros un atrezzo personalizado que se identifique con vuestro hijo y que me ayudéis a que la sesión fotográfica salga de la mejor manera posible y eso solo se consigue con confianza, con amor y con ganas de que lo pasemos bien y que para tu hijo-hija sea un recuerdo inolvidable…

Entre vuestra subjetividad y mi profesionalidad solo pueden salir buenos resultados.

Desde la toma fotográfica hasta la entrega del trabajo pasa todo por mis manos, no miro el reloj en la postproducción porque solo pararé cuando ese retrato me emocione; una vez me enseñaron que es un milagro que un ser, un cliente, confíe en ti; y eso conlleva tal responsabilidad que solo puedo estar a la altura de vuestra confianza consiguiendo un producto final que consiga emocionaros y emocionarme y solo así me sentiré orgulloso.